miércoles, 7 de julio de 2010

LAS CIFRAS Y MENSAJES DE LA SEGUNDA VUELTA


Por Efraín Viveros Filigrana
Bogotá, junio 20 de 2010. 20:50


Escrutado el 99.91% de las mesas, luego de emitido el boletín número 38 de la Registraduría Nacional, tenemos los siguientes resultados y primeras consecuencias, veamos:

La abstención:
La participación electoral pasó de 14.764.362 a 13.427.106, quiere decir que 1.427.106 ciudadanos dejar de participar en la segunda vuelta respecto de los que lo hicieron en la primera vuelta. Esto quiere decir que la abstención pasó de 50.76% a 55.52%. Lo que significa una clara falta de legitimidad de Juan Manuel Santos, es un gobierno de la minoría.

Entre abstención y voto en blanco suman 1.784.842 votos que no apoyaron a ningún candidato en esta cita electoral. Los colombianos que no votaron en ninguna de las dos vueltas presidenciales son 15.219.817.

Si consideramos la votación presidencial por el PDA (1.329.512), queda claro que la directriz de abstención resultó exitosa. La de voto en blanco, que es otra forma de rechazo, no logra ser muy significativa si bien duplicó su participación el 30 de mayo pasando de 224.355 a 455.330, es decir de 1.54% a 3.417%.

En cuanto a los votos nulos y los tarjetones no-marcados, que no hacen parte de los votos válidos, aumentaron su participación de 1.16 a 1.49% y de 0.52% a 0.74%, respectivamente.

Las alianzas y su resultado electoral:

A Santos, que obtuvo 6.758.539 el 30 de mayo, le adhirieron Vargas Lleras (1.471.377); Nohemí (892.323) y la mayoría de parlamentarios liberales con Pardo (636.624); que en su conjunto suman 3.000.324 de votos, que sumados a los de Santos en la primera vuelta dan 9.758.863 sufragios.

Pero el resultado electoral de Santos es de 9.005.000 votos, si aproximamos por lo alto. Es decir, están "perdidos" 753.000 votos que antes apoyaron al "uribismo", en cifras redondas. Ellos se dividieron entre votar Mockus contra Santos, la abstención, el voto en blanco, los votos nulos y los tarjetones no-marcados, pero no benefiaron la táctica de Santos y el régimen en su conjunto.

Resumen:

En medio del ruido del festejo de los beneficiarios reales del triunfo presidencial de Santos y de los ilusos del pueblo que piensan que han ganado, lo real es que la táctica de NO-votar ni por Santos ni por Mockus fue la de mayor acogida entre los ciudadanos. En especial, ganó el llamado a la abstención, pues el llamado al voto en blanco es protesta pero muy débil.

La táctica de votar por Mockus logró incrementar 468.103 electores, es demasiado poco cuando se propuso conmover a los abstencionistas para ganarle a Santos.

La táctica de "meterle un gol a la abstención" perdió, no fue acatada por cientos de miles de ciudadanos que participaron en marzo y el 30 de mayo, para no hablar de los millones de abstencionistas que no se movieron a las urnas en ninguno de los recientes episodios electorales.

Las condiciones para hacer oposición son mejores.

El discurso del Mockus "derrotado" define al Partido Verde como segunda fuerza, pero no como oposición, sino por "la independencia y la deliberación", lo que produjo la acogida inmediata y el beneplácito de Uribe y de Santos que en sus alocuciones inmediatas lo llamaron a la "unidad nacional" tomando sus banderas (Santos), y felicitándolo por alejarse de la "oposición estéril" (Uribe). Si el Partido Verde procede a atender el llamado del "uribismo" (¿o "santismo"?) no riñe con la mockusiana ambigüedad de "deliberar" ni con las definiciones de "independencia" que vienen de allá, bien conocemos que en Colombia existe la vieja táctica de apoyar gobiernos a "título personal y técnico", hecha popular en la jerga y la práctica politiquera el expresidente "social-conservador" Misael Pastrana Borrero.

SON DATOS anunciando que la oposición le corresponde adelantarla a las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda que –dentro o fuera del Congreso y dentro o fuera del Polo- están contra el neoliberalismo, el autoritarismo de corte fascista, la corrupción y la lucha contra la dependencia del imperialismo.

Los cantos de sirena hacia el movimiento sindical y social, anunciados por Santos al referirse al "papel fraternal" y conciliador de su vicepresidente Garzón, van a chocar con la férrea resistencia de los hombres y mujeres que defienden los intereses de los explotados, los oprimidos y la soberanía de Colombia.

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